martes, 28 de mayo de 2013

Tomas Kempsis

Beato Tomás de Kempis O.S.A. (Kempen, 1380 - Zwolle, 30 de agosto de 1471) fue un fraile católico renacentista del siglo XV, autor de la Imitación de Cristo, una de las obras de devoción cristiana más conocida desde entonces, redactada para la vida espiritual de los monjes y frailes, que ha tenido una amplia difusión entre los miembros de la Iglesia católica; algunos importantes autores de espiritualidad cristiana le han dado gran relieve, como Teresita de Lisieux, Bossuet y Juan Bosco, entre otros. Si bien la autoría de esta obra fue ampliamente contestada por autores posteriores, en la actualidad se tiene como histórica su atribución a Tomás de Kempis. La Iglesia Católica venera a este fraile como "beato", mientras la Iglesia anglicana lo considera santo. nació en la ciudad de Kempen, al noroeste de Colonia, Alemania en 1380 y murió en Zwolle, al noreste de Ámsterdam en 1471. Hijo de artesanos, su apellido paterno era Hemerken o Hämmerlein, que en inglés es "little hammer" y en castellano "pequeño martillo". Su hermano mayor, John, fue enviado por sus padres a estudiar a la ciudad holandesa de Deventer cuando tenía doce años. En 1395 sería su turno y el muchacho, que esperaba encontrar en Deventer a su hermano mayor, descubrió con sorpresa que John se había unido a la orden monacal de los Agustinos. Comenzó entonces sus estudios a los 13 años en un centro dirigido por una asociación conocida como los Hermanos de la Vida Común que practicaban lo que conocían como la "devoción moderna".[2] Llegó a ser un experto copista, una de las profesiones de la época previas a la proliferación de la imprenta y en general del dominio de los monjes, con lo que pudo sostenerse económicamente. La convivencia con la Asociación de los Hermanos de la Vida Común, hicieron que Tomás siguiera los pasos de su hermano John hacia la vida religiosa y de esta manera pidió ingresar en el Convento Agustino de Monte Santa Inés (Agnettenberg) cerca de Zwolle. En aquel lugar su hermano era ya el prior. Aunque fue acogido por la comunidad, no se le permitió ir a Monte Santa Inés como esperaba, sino que se le pidió permanecer un tiempo más en Deventer para terminar sus estudios. Deventer era por entonces el centro más importante de espiritualidad en Holanda y, según Vincent Scully, foco y centro del revivir del fervor cristiano en los Países Bajos del siglo XIV a la manera de "los primeros cristianos de Jerusalén y Antioquía".[3] Tomás estaría en dicha ciudad por siete años, tiempo en el cual terminó sus estudios de humanidades.

La Imitación de Cristo (título original en latín De Imitatione Christi) es un libro de devoción y ascética católico escrito en forma de consejos breves cuyo objetivo, según el propio texto, es «instruir al alma en la perfección cristiana, proponiéndole como modelo al mismo Jesucristo»,[1] según la escuela de la Devotio moderna.[2] Se publicó por primera vez de forma anónima en 1418 según algunos autores y en 1427 según otros.[3] A lo largo de la historia su autoría se ha otorgado a diversos escritores religiosos, como Inocencio III, san Buenaventura, Enrique de Kalkar, Juan de Kempis, Walter Hilton y Juan Gerson, si bien la mayoría de los estudiosos actuales coinciden en considerar a Tomás de Kempis, miembro de la congregación de los Hermanos de la vida en común, como su autor más probable.[4] Se considera uno de los libros cristianos más influyentes después de la Biblia y con mayor número de lectores,[1] [5] por lo que se trata de un clásico de la literatura mística.[6] El libro también es conocido simplemente como Kempis, Contemptus mundi («menosprecio del mundo»), derivado del título del primer capítulo de la obra, o Librito de la reformación del hombre.
La obra está dividida en cuatro partes: «Avisos útiles para la vida espiritual», «Avisos relativos a cosas espirituales», «De la consolación interior» y «Del Santísimo Sacramento». En todos los capítulos se hace énfasis en la necesidad de vida interior y retirada del mundo exterior, así como en la importancia de la eucaristía y su devoción como centro de la vida cristiana, creencia que sería contestada por varios movimientos protestantes surgidos en la misma época.
Fray Luis de Granada, traductor a lengua romance de la Imitación de Cristo en 1536 califica la obra como:
«(...) un compañero fiel, consuelo en los trabajos, un maestro en tus dudas, un arte para orar al Señor, una regla para vivir, una confianza para morir, uno que dice de ti lo que tú mismo no alcanzas».[7]

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